EL JARDÍN DEL EDÉN: EL PARAÍSO PERDIDO QUE CAMBIÓ LA HISTORIA PARA SIEMPRE
En el principio, existía un lugar donde el cielo tocaba la tierra: el Jardín del Edén. Este paraíso terrenal, plantado por las propias manos de Dios en el oriente, era más que un jardín; era el hogar perfecto diseñado para la humanidad, donde Adán y Eva vivían en perfecta armonía con su Creador, sin conocer el dolor, la muerte o la separación.
En el centro de este santuario divino se alzaban dos árboles que definirían el destino de la humanidad: el árbol de la vida, que otorgaba inmortalidad, y el árbol del conocimiento del bien y del mal, cuyo fruto estaba prohibido. Un río fluía desde Edén para regar el jardín, simbolizando la vida abundante que emanaba de la presencia de Dios.
La vida en Edén era todo lo que la humanidad anhela: comunicación directa con Dios, ausencia total de sufrimiento, armonía perfecta con la naturaleza y abundancia sin límites. Adán y Eva caminaban con Dios en el fresco del día, viviendo en inocencia total y gozo puro.
Pero la tragedia llegó cuando la serpiente, el más astuto de los animales, engañó a Eva para que comiera del fruto prohibido. En ese momento, la perfección se quebró, y la humanidad conoció por primera vez la culpa, la vergüenza y la separación de Dios. El paraíso se perdió, pero la promesa de redención ya estaba en marcha.
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