La narrativa del cojo sanado en el templo es uno de los relatos más destacados en el libro de Hechos de los Apóstoles, específicamente en el capítulo 3. Este acontecimiento ocurre en el contexto de la primitiva Iglesia cristiana en Jerusalén, luego de la resurrección de Jesucristo y el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. La escena se desarrolla en el templo de Jerusalén, un lugar de gran importancia espiritual y religiosa para el pueblo judío, y es allí donde Pedro y Juan, dos de los apóstoles de Jesús, se encuentran con un hombre que ha sido cojo desde su nacimiento.
El contexto y las circunstancias
El templo era el corazón de la vida religiosa judía, y la escena del cojo sanado se desarrolla en un momento en que los apóstoles estaban comenzando a predicar abiertamente sobre Jesucristo como el Mesías. La multitud que se reunía en el templo para orar y hacer ofrendas era un público diverso, compuesto por judíos de diferentes orígenes y creencias. La presencia de un hombre cojo, que era llevado diariamente a las puertas del templo para mendigar, era una imagen común en este entorno.
La sanidad milagrosa
El encuentro entre Pedro, Juan y el cojo es rápido pero profundo. Cuando el cojo pide limosna, Pedro y Juan lo miran fijamente y le dicen: «Mira hacia nosotros». El hombre espera recibir dinero, pero en su lugar, Pedro le dice: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!». Al escuchar estas palabras y recibir la fe, el cojo se levanta, y se observa cómo sus pies y tobillos se fortalecen instantáneamente. El hombre, ahora sanado, comienza a caminar, saltar y alabar a Dios dentro del templo.
La reacción del pueblo y las autoridades
La sanidad milagrosa del cojo causa gran conmoción entre la multitud que se encuentra en el templo. La gente se reúne alrededor de Pedro, Juan y el hombre recién sanado, asombrada por lo que ha sucedido. Este evento no only llama la atención del pueblo común, sino que también atrae la de las autoridades religiosas, incluidos los sacerdotes, el capitán del templo y los saduceos. Estos líderes religiosos se oponen a la enseñanza de los apóstoles sobre la resurrección de Jesús y comienzan a interrogar a Pedro y Juan sobre el poder por el cual han sanado al cojo.
La proclamación de Pedro
En respuesta a las autoridades, Pedro se levanta y profiere una poderosa proclamación sobre Jesucristo. Enumera los siguientes puntos clave:
- Jesús es el Santo y Justo, a quien han crucificado, pero que Dios ha resucitado de los muertos.
- La fe en Jesucristo es la que ha sanado al cojo.
- Los líderes religiosos han ignorado y rechazado a Jesús, a pesar de las profecías que hablaban de Él.
- Jesucristo es la única esperanza para la salvación y el perdón de los pecados.
Pedro concluye su discurso con una llamada a arrepentimiento y a creer en Jesucristo. Aunque las autoridades intentan silenciar a los apóstoles, la noticia de la sanidad milagrosa y la proclamación de la fe en Jesús se difunde cada vez más, atrayendo a más personas a la comunidad de creyentes en Jerusalén.
Conclusiones y enseñanzas
El relato del cojo sanado en el templo ofrece varias enseñanzas valiosas. Primero, resalta el poder y la autoridad de Jesucristo, quien puede transformar vidas de manera milagrosa. Segundo, muestra la importancia de la fe y la confianza en Dios para experimentar su poder sanador. Tercero, ilustra la oposición que los discípulos de Jesús pueden enfrentar por parte de aquellos que se oponen a la predicación del Evangelio. Finalmente, este evento es un recordatorio de que la salvación y la sanidad solo se encuentran en Jesucristo, y que la proclamación de esta verdad es central para la misión de la Iglesia.