El libro de Hechos de los Apóstoles, escrito por Lucas, nos da una visión detallada de los acontecimientos que ocurrieron en la Iglesia primitiva después de la resurrección de Jesucristo. Uno de los momentos más significativos en este libro es el primer sermón de Pedro, que se encuentra en el capítulo 2 de Hechos. Este sermón marcó un punto de inflexión en la historia de la Iglesia, ya que Pedro, uno de los apóstoles más cercanos a Jesús, se dirigió a la multitud reunida en Jerusalén durante la fiesta de Pentecostés.
Antecedentes del primer sermón de Pedro
La fiesta de Pentecostés, también conocida como la fiesta de la siega, era una de las tres grandes fiestas judías en las que los varones israelitas estaban obligados a presentarse ante el Señor en el lugar que Él había elegido. En este contexto, Jerusalén estaba llena de judíos procedentes de diferentes partes del mundo, lo que creaba un ambiente propicio para que el mensaje de Pedro tuviera un impacto amplio. La resurrección de Jesús había tenido lugar unos pocos días antes, y los apóstoles, llenos del Espíritu Santo, estaban listos para comenzar su misión de predicar el Evangelio a todo el mundo.
El contenido del sermón de Pedro
El sermón de Pedro comenzó con una explicación sobre el fenómeno que la multitud estaba presenciando, es decir, el hablar en lenguas extranjeras por parte de los discípulos. Pedro explicó que esto no se debía a la embriaguez, como algunos podrían haber pensado, sino que era el cumplimiento de la profecía de Joel sobre el derramamiento del Espíritu Santo en los últimos días. A continuación, Pedro habló sobre la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo, destacando cómo estos eventos habían sido anunciados por los profetas del Antiguo Testamento. Enfatizó que Jesús, a quien los judíos habían crucificado, había sido exaltado por Dios como Señor y Mesías.
Puntos clave del sermón de Pedro
- La profecía cumplida: Pedro destacó cómo la venida del Espíritu Santo y los eventos que estaban ocurriendo en ese momento eran el cumplimiento de lo que había sido profetizado por Joel y otros profetas.
- La identidad de Jesús: Pedro dejó claro que Jesús, a quien los judíos habían rechazado y crucificado, era en realidad el Mesías prometido, el Hijo de Dios, quien había sido resucitado y exaltado por Dios.
- Llamado al arrepentimiento: El sermón concluyó con un llamado a la multitud para que se arrepintiera y se bautizara en el nombre de Jesucristo, prometiendo el perdón de los pecados y el recibimiento del Espíritu Santo.
El impacto del sermón de Pedro
El impacto del sermón de Pedro fue inmediato y profundo. La multitud, conmovida por las palabras del apóstol, se sintió alcanzada por la convicción de que habían crucificado al Mesías. El versículo 37 del capítulo 2 de Hechos dice: «Al oír esto, se compungieron de corazón y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: ‘Hermanos, ¿qué debemos hacer?'» La respuesta de Pedro fue directa: «Arrepentíos, y cada uno de ustedes sea bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.» Como resultado, aquel día se agregaron alrededor de tres mil personas a la Iglesia, lo que marcó el comienzo del crecimiento explosivo de la comunidad cristiana en Jerusalén y más allá.
Conclusión
El primer sermón de Pedro en el día de Pentecostés es un ejemplo poderoso de cómo el Espíritu Santo puede usar a los seguidores de Jesucristo para proclamar el Evangelio de manera efectiva. A través de este sermón, Pedro destacó la importancia de la resurrección de Jesús, la necesidad del arrepentimiento y el bautismo, y la promesa del Espíritu Santo para todos los que creen. El impacto de este mensaje en la multitud reunida en Jerusalén aquel día fue solo el comienzo de la expansión del cristianismo por todo el mundo, y su legado continúa inspirando y guiando a los cristianos en su misión de compartir el amor y la salvación de Dios con todas las naciones.